·
Esta funcionaria quería ser catedrática en
una universidad
·
Desechó la idea tras conocer la experiencia
de sus amigas
De niña,
Song Chunfang soñaba con ser una mujer profesional y algún día convertirse en
catedrática en una universidad. Pero hace dos años, tras terminar un máster en
estudios chinos y ponerse a buscar su primer trabajo, la joven china de 28
años, originaria de Hebei, provincia vecina a Pekín, empezó a oír las historias
de terror de sus amigas que trabajaban en el sector privado y decidió buscar un
trabajo en el Gobierno.
“El
trabajo es un muy aburrido, pero es más estable”, dice Song que es funcionara y
tiene un trabajo administrativo.
La
elección de Song está marcada por la multitud de empresas chinas que prefiere
no contratar a mujeres en una economía con una sobreoferta de mano de obra y en
la que son consideradas un gasto añadido, por las bajas de maternidad y
posibles fuentes de inestabilidad.
El sueldo
de Song, 4,000 yuanes o alrededor de 493 euros, es más bajo del que podría
tener en el sector privado, pero las demás condiciones son mejores, añade. No
sólo el horario es fijo, de ocho y media a cinco, cinco días a la semana, y
rara vez se trabajan horas extras, sino que también recibe extras en las
fiestas nacionales. Además, lo más importante es que a sus jefes no les importa
que se case o tenga hijos y puede recibir 90 días de baja de maternidad
pagados.
Para muchas empresas
chinas las mujeres son un gasto añadido, por las bajas de maternidad, y fuentes
de inestabilidad
“El
sector gubernamental es muy popular entre las mujeres porque los derechos de
las mujeres están más protegidos”, dice Zhang Ting, una empleada de la empresa
de contratación laboral hongkonesa B Recruit.
“La
discriminación es real, pero es más un fenómeno económico dentro de una
realidad cultural”, dice Pan Jintang, profesor de relaciones laborales y
recursos humanos de la Universidad Renmin. “Las empresas prefieren contratar a
hombres, porque cuando una joven encuentra trabajo, se casa, tiene hijos y se
da de baja maternal, si es que no deja el trabajo. Entonces tienen que buscar
un sustituto o contratar a una persona nueva. Contratar a una mujer es
simplemente más caro”.
No son
solo las empresas, hay muchas mujeres que no quieren puestos que incluyan
numerosos viajes o muchas horas de trabajo, dice Zhang, una joven de 27 años de
la provincia de Liaoning, al noreste de China. Las reformas económicas de las
últimas décadas han traído de vuelta actitudes tradicionales confucianas, en
las que se relega a la mujer dentro de la casa y al hombre fuera de ella.
Aún así,
Pan dice que, en general, la situación de las mujeres en China hoy es mejor que
hace 30 años.
En la
China pre-revolucionaria, las mujeres eran consideradas propiedades que podían
ser vendidas según el deseo del marido. En los cincuenta, el estatus de la
mujer cambió con la máxima de Mao Zedong de que “cualquier cosa que los
camaradas hombres pueden hacer, las camaradas mujeres pueden hacer también”.
Pero aún así, el gobierno asignaba los trabajos de por vida y las mujeres
tenían que pedir permisos de matrimonio a sus unidades de trabajos.
Tras más
de tres décadas de crecimiento y reformas económicas en China, muchas cosas han
cambiado en la vida de las mujeres, que pueden elegir qué camino seguir.
Por regla general, las
ofertas de trabajo suelen especificar género, edad y aspecto físico
“Las
mujeres están mucho más preparadas y conocen mejor sus derechos”, dice Zhang,
que trabaja en una empresa liderada por la hongkonesa Louisa Wong, una de las
cazadoras de talentos con más influencia en el mundo, según Businessweek. “Las
cosas han cambiado mucho. Hay un mundo lleno de oportunidades ahí fuera, para
aquellos que las buscan”, añade esta joven que quiere tener su propia empresa
antes de los 30 porque cree que ésta es la única forma de seguir creciendo como
mujer.
Legalmente,
los derechos de las mujeres están bien protegidos. En 2005, el gobierno revisó
la Ley de 1992 sobre Protección de los Derechos y los Intereses de la Mujer y
convirtió el tema de la igualdad de género en un asunto nacional. Esta revisión
criminalizó, por primera vez, el abuso sexual y la violencia doméstica.
Aún así
la discriminación de género es muy común. Según algunos expertos, pocas mujeres
se atreven a denunciar a sus empresas por contratos injustos, despidos por
embarazo, baja de maternidad o abuso sexual. Por regla general, las ofertas de
trabajo suelen especificar género, edad y aspecto físico. “El tema es que la
mujeres chinas no piensan sobre la discriminación”, dice Pan.
“No
siento ningún tipo de discriminación”, dice Song. “Simplemente sé que lo máximo
a lo que puedo aspirar es a ser jefa de mi departamento. No más”.
Comentario:
Como este
artículo muestra hay en algunos países como es el caso de China, en los que
existe discriminación a la hora de contratar a una mujer, ya que dicen que se
quedan embarazadas y las empresas no quieren gastar dinero en contratar a un
sustituto o simplemente que abandonan su trabajo por completo y tienen que colocar
a un empleado nuevo.
Una
encuesta realizada por Marcial Romero para averiguar por qué las mujeres se
hacen empresarias concluyó diciendo que era por el ambición del logro y por la
necesidad de independencia (especialmente las mujeres casadas).
Por otro
lado las diferencias estructurales que se encuentran son las mayores
dificultades a la hora de financiación, dependencia de los hombres de la
familia en muchas decisiones y el predominio de su presencia en el sector
terciario.
Como
conclusión decir que cada vez existen más empresas feministas que están basadas
en la horizontalidad y en la asertividad.
Firmado: Elena Mendoza Cantero
y Fátima Romo Cordero
Bibliografía:
Apuntes de sociología de la
empresa del profesor Artemio Baigorri
No hay comentarios:
Publicar un comentario