Ateca lucha por sus Huesitos
·
Kraft llevará la producción de barritas de
chocolate de Zaragoza a Polonia pese a dar beneficios
·
El pueblo que acoge la fábrica desde 1862 se
rebela contra el cierre y los 107 despidos
Ateca y
Huesitos son la misma cosa. Este pueblo aragonés está ligado al chocolate desde
que en 1862 la familia Hueso abrió allí su fábrica. Ateca vio a don Francisco
Unzurrunzaga rescatar la empresa en los años 50 hasta idear en 1975 los
Huesitos, la barrita de chocolate que precedió los años de esplendor. Sus
vecinos siguieron a finales de los ochenta la venta de la empresa a la
multinacional Cadbury y en 2010, a Kraft. Si le iba bien a la fábrica le iba
bien a Ateca. Con 107 empleados, es el alma de este pueblo de 2.200 habitantes.
Por eso, el anuncio por sorpresa de la propiedad de que este año cerrará la
planta, despedirá a la plantilla y se llevará la producción de Huesitos a
Polonia y de Respiral a Valladolid ha levantado a la comarca. “Pretenden dar un
golpe a la historia y al ADN de esta villa”, resume indignado el alcalde,
Fernando Duce, del PP.
En la
fachada del Ayuntamiento cuelgan pancartas contra el cierre. Iñaki Sánchez
Gracia, de 55 años, lleva toda la vida en la fábrica. Ahora trabaja recibiendo
la mercancía, pero como la mayoría de los trabajadores ha pasado por muchos
puestos. El barquillo, el chicle, los caramelos.... En Ateca, además del
Huesito se fabrican la chocolatina Tokke y los caramelos Respiral, y se envasan
chicles Trident. Iñaki preside el comité de empresa, y es un obrero de clase
media, con un salario digno. Una especie en extinción. “Esto era una empresa
familiar que nos trataba bien. Nunca hubo un conflicto”. En diciembre de 2010
la estadounidense Kraft Foods compró la planta a Cadbury y después la división
propietaria pasó a llamarse Mondelez International, aunque la propiedad se
mantiene. Los trabajadores no pensaban que en poco más de dos años les llegaría
el cierre. Antes no ha habido ni un ERE, ni bajadas de sueldo. “La tarde del
24, la empresa me citó para el día siguiente. Me daban vaguedades sobre el
contenido de la reunión. Cinco minutos antes me enteré de que iban a cerrar la
planta. Les dije que se lo explicaran ellos a los trabajadores, que yo no tenía
cuerpo”, cuenta Iñaki. Según este, las razones esgrimidas no eran económicas,
sino de organización. “No querían negociar ni bajadas de sueldos, ni ERE, ni
prejubilaciones”, explica en un café en la plaza del pueblo. “Un directivo que
venía de Madrid y que no conocíamos nos dijo: ‘Los negocios no tienen corazón”.
A su
lado, otros cuatro empleados asienten. “Para ellos somos una línea en un
Excel”, tercia Conchi Beltrán, de 54 años y que trabaja en el laboratorio. Su
marido, de 55, también está empleado allí: “Nos vamos los dos a la calle. Nos
quedamos sin futuro. Toda la vida trabajando para no tener pensión ni poder
darle una educación a mis hijos. ¿Pero esto qué es?”, truena.
La media
de edad de la empresa es de 51 años. Saben que tendrán difícil acceder a la
recolocación en otras plantas que les ofrece la firma. Cuentan historias
similares. Un pasado de buen trato con la empresa, y ahora parejas en paro y
mucho temor. En los últimos años, Ateca ha visto cerrar una fábrica textil y
pequeñas empresas, pero nada ha generado tanto ruido como Huesitos. El Obispo
de Tarazona ha dado una nota de solidaridad con los trabajadores. Porque nada
estaba tan enraizado. Y porque en este caso no es una quiebra, sino que la
producción de chocolatinas se va a Polonia y la de caramelos Respiral, a
Valladolid.
La multinacional alega que
la deslocalización es “irreversible” por la caída de la producción
Un
portavoz de la empresa que prefiere no ser identificado justifica el cierre sin
despidos previos ni bajada de sueldo. Argumenta que eso habrían sido “medidas
coyunturales para un problema estructural”: “La fábrica funciona al 29% de su
capacidad y es muy difícilmente sostenible. Es inviable. Cada vez hacemos menos
toneladas y en Polonia tenemos una planta que puede producir siete veces más
que la de Ateca”. Alega que la producción cayó casi un 8% en 2012 y que prevé
un 21% para este año. Sostiene que no tienen cuentas separadas para la planta
de Ateca, pero que el conjunto que forma con la de Valladolid da beneficios. En
noviembre pasado, el consejero delegado de Mondelez International, Tim Cofer, declaró a La Vanguardia:
“Las plantas españolas se van a mantener a pesar del difícil entorno
económico”.
Mondelez
es líder en snacks y factura unos 600 millones de euros solo en España. Entre
sus marcas están Milka, Suchard, Oreo, Philadelphia, Toblerone, Fontaneda... La
empresa tiene unos 1.900 trabajadores en España en siete plantas. El portavoz
que califica el cierre como “irreversible” no ha estado en Ateca. La dirección
de la planta ha sido apartada de la negociación aunque tampoco ha dado muestras
de apoyo, según los trabajadores. Falta por negociar los detalles del cierre
antes de 2014. Mondelez dice que ofrecerá buenas condiciones: “No va a ser un
ERE inmediato con 20 días por año”.
Pero
incluso si los trabajadores pactan, el golpe para el pueblo será durísimo.
Quien no ha trabajado allí tiene familiares que lo hacen. En los bares es el
tema de conversación. En las ventanas cuelgan camisetas reivindicativas. Los
comercios tienen carteles contra el cierre. En la tienda de chucherías de Ana
Bueno, los Huesitos son la chocolatina destacada en el estante. Cuentan que
antiguamente el pueblo olía a chocolate cuando la fábrica estaba a pleno
rendimiento. Y que en los años 40, la única luz en las casas era el excedente
que regalaba la planta de sus generadores.
Pilar
Urbano, dueña del bar Goya, eleva el razonamiento. “El otro día, viendo el
derrumbe de la fábrica de Bangladesh en la que se fabrica la ropa que se vende
aquí, me planteaba que hay que comprar producto del país. El Huesito es de
aquí, hemos crecido con él y se lo llevan a Polonia”, cuenta con algo de
incredulidad.
Muchos de
los trabajadores aún recuerdan a Francisco Unzurrunzaga, al que llaman don
Paco, el hombre que compró la planta en 1955. “Trabajaba codo con codo con
nosotros ideando nuevos dulces. Nunca hubo un problema con él. Le iba bien a la
empresa y a los trabajadores”. Suya fue la fórmula del éxito: barras de
barquillo con chocolate intercalado y bañando el exterior. A sus 89 años,
Unzurrunzaga responde con alguna dificultad al teléfono: “No sé cómo decírselo,
pero el Huesito se me ocurrió sin mucho esfuerzo. Hueso era la palabra de la
empresa y le puse el diminutivo. La verdad es que nos salió bien”. Sobre el
cierre, Unzurrunzaga habla con pena: “Me parece muy mal. Cien personas se
quedan en la calle. No me puedo sentir bien”. Suena sincero.
Comentario y relación con el temario:
Este
artículo trata sobre la deslocalización que consiste en en el proceso por el
que las multinacionalesdesmontan plantas industriales, en los países
desarrollados , para trasladarlas en países en vías de desrrollo donde los
costes son inferiores (en este caso la fábrica de Huesitos se traslada a
Polonia y la de Respiral a Valladolid).
Con
respecto al artículo los efectos sociales que conyevan al pueblo aragonés serán
una alta tasa de desempleo.
Por otro
lado los efectos sociales de la
deslocalización son: desregulación laboral, explotación de los trabajadores,
reducción del estado de bienestar, degradación ambiental y destrucción de
identidades locales.
Firmado: Elena Mendoza Cantero y Fátima Romo
Cordero
Bibliografía:
Apuntes de
sociología de la empresa del profesor Artemio Baigorri
No hay comentarios:
Publicar un comentario