Hagamos la revolución, pero innovando
·
Empresas, ONG y organismos públicos tiran de
la tecnología para promover cambios sociales
·
En el nuevo ecosistema, la barrera entre lo
público, lo privado y la sociedad civil se desdibuja
Archivado en:
Campañas
que logran recaudar hasta un millón de euros en apenas 48 horas para ayudar a
Haití; iniciativas para frenar el desalojo de un poblado indígena en Brasil;
redes locales capaces de recabar y repartir toneladas de alimentos; plataformas
que promueven la economía del trueque en barrios de grandes capitales como
Madrid o Barcelona... En los últimos años hemos asistido a una auténtica
explosión de nuevas formas de activismo social a menudo movidas a través de
Internet. Muchas han puesto en marcha sólidas estructuras organizativas y
algunas han conseguido ser viables económicamente.
En la
orilla del sector público, algunas Administraciones han decidido incorporar
como herramienta de trabajo métodos similares a los de estas organizaciones de
la sociedad civil. El resultado es un ecosistema que cambia de manera
vertiginosa y en el que cada día es más borrosa la línea que tradicionalmente
dividía lo público y lo privado.
“La
frontera entre iniciativas públicas, privadas y de la sociedad civil se está
empezando a desdibujar y está generando un nuevo modelo de gestión más
profesionalizada y enfocada a los resultados”, explica David Murillo, profesor
de la escuela de negocios Esade y
coautor, junto a la investigadora especializada en temas medioambientales
Heloise Buckland, del estudio Innovación social. Caminos para el
cambio sistemático sobre los modelos y el impacto de estas iniciativas.
Las iniciativas que son
replicables en otro ámbito o lugar son las más valoradas
Buckland
explica que, de acuerdo con los resultados de su estudio, “hay cinco variables
que caracterizan la innovación social”: la transformación social y el impacto
que se consigue; la colaboración entre empresas, Gobiernos y sociedad civil
para desarrollar mejores productos y servicios sociales; la sostenibilidad
económica y la viabilidad a largo plazo de las iniciativas; y la innovación,
orientada de manera muy especial a que pueda ser reaprovechada más adelante por
otros.
La
capacidad para que una iniciativa innovadora sea emulada en otro ámbito o lugar
es valorada de manera muy especial por los promotores de este tipo de acciones,
“porque muchos de los problemas sociales en los que inciden estas iniciativas
son globales”, resalta la investigadora. Esto es aplicable tanto a las
cuestiones relacionadas con el medio ambiente (cambio climático, desertización,
despoblación de las reservas oceánicas...) como a las relativas a cuestiones
sociales (desde la pobreza y la promoción de la educación, la salud o la
libertad de expresión hasta la defensa de los derechos humanos más básicos). La
innovación social generada en un país aporta ideas que a menudo pueden
exportarse a otros territorios.
¿En qué
consiste la llamada innovación social? “Son nuevas ideas que se transforman en
proyectos que funcionan para afrontar un reto social concreto, y lo de menos es
quién esté detrás. Puede ser un organismo sin ánimo de lucro o no, o una
iniciativa autofinanciada, pero lo importante es que resuelva el problema
abordado”, responde Luis Morago, director de campañas de la plataforma de
activismo social Avaaz. “Se trata de buscar lo mejor del funcionamiento de
todos: empresas, Administraciones y ONG, y utilizarlo para obtener un impacto
social. Y en este momento de crisis sistémica, de cambio de modelo del
capitalismo, la sociedad se moviliza y hay que estar atentos a las nuevas
maneras que van surgiendo para dar respuesta a los problemas”.
Un
ejemplo destacado es el de la propia Avaaz, una plataforma creada a finales del año
2007 para “organizar a ciudadanos de todas las naciones con vistas a alcanzar
un mundo mejor”. Avaaz ha tenido un crecimiento espectacular en estos años.
Pero su capacidad de movilización ha sido notable desde un principio. Nada más
nacer, y tras realizar una campaña en apoyo a los defensores de la democracia
en Myanmar, consiguió el primer millón de miembros. En abril de 2008 tenían el
doble. En abril del año 2010 alcanzaron los 10 millones y en la actualidad cuenta
ya con 21 millones de miembros.
Según
Morago, la clave de su éxito “tanto en las iniciativas de recogida de fondos
como en las demás, es que el problema que se trata de abordar se exponga de una
forma muy, muy clara”. “También es importante que le ofrezcas a los ciudadanos
una manera de abordar el problema, una forma sencilla de unirse a la petición
para obtener un resultado. Que la gente vea claro el camino que va desde su
acción particular hasta el impacto”, explica Morago.
Las
herramientas tecnológicas disponibles para hacer estas campañas son muchas en
estos momentos. Pero el correo electrónico todavía es una de las más
eficientes. “Sigue siendo una de las mejores maneras de conseguir la
implicación de la gente, aunque Twitter y Facebook tengan su impacto, porque
las personas comparten su correo electrónico con una lista de personas que
conocen. Además, en un mensaje de este tipo tenemos la posibilidad de escribir
siete u ocho párrafos que expliquen en detalle en qué consiste la acción y para
qué, y de aportar enlaces para que lean artículos de periódicos o informes
antes de decidirse a firmar por una campaña”.
Esta
organización sin ánimo de lucro, presente en 194 países, cuenta con unas 40
personas en el equipo de campañas que trabajan en contacto permanente con los
técnicos. En total son unos 70 profesionales, muchos de ellos con alta
cualificación y fichados tras trabajar en grandes organizaciones
internacionales. Cada semana proponen ideas para el lanzamiento de nuevas
campañas. Los lunes y jueves realizan una teleconferencia conjunta, para la
cual han remitido previamente sus propuestas por correo electrónico, explicando
el porqué de la iniciativa, su posible impacto y cómo lograr que tenga éxito.
Hacen entre 15 y 20 propuestas y los directores de campañas (son cuatro,
incluido Morago, y van rotando), definen cuáles serán las analizadas en la
teleconferencia. A veces son propuestas procedentes de expertos de otras
organizaciones. Si la campaña es urgente, en menos de 24 horas desarrollan los
materiales y hacen las pruebas. Cada campaña se manda primero a un número
representativo de gente (por ejemplo, 5.000 personas) y, si llega a unos
baremos mínimos de participación (por ejemplo, si por encima del 40% de
personas abre el mensaje) se deciden a lanzarla con carácter masivo. Un equipo
y una metodología de trabajo propios de una multinacional comercial, pero que
tiene como objetivo promover cambios sociales.
El
sistema de funcionamiento de esta organización sería, además, perfectamente
reproducible por otras. “De hecho, están surgiendo nuevas iniciativas que están
siguiendo la estructura de comunicación que nosotros llevamos probando estos
años”, afirma Morago. “Como el romper con los donantes oficiales, optar por el crowdfounding(financiación
en masa), porque la gente da dinero cuando ve que el proyecto es real y
concreto, no para solucionar, en general, los problemas de un continente. Por
ejemplo, un euro para publicar un anuncio de 20.000 euros en un periódico o
cinco euros para una ayuda concreta a un colectivo”.
Morago
hace hincapié en algo que repiten la mayoría de los especialistas: “Aunque
Internet es lo que permite llegar a un número elevado de personas y maximizar
los impactos y los logros, tiene que haber una fusión de activismo entre el
ciberactivismo y el presencial”. “Esto es muy relevante, ya que hay personas
que critican que el activismo por Internet tiene un impacto negativo sobre el
activismo tradicional”, explica. Y cita un estudio sobre la campaña en Brasil
de Ficha Limpa por una legislación anticorrupción: “El informe concluye que su
éxito solo fue posible gracias a la unión entre la movilización tradicional y
la online. Y añade que la participación en la Red ayudó a que hubiera una mayor
concienciación y acción”.
Además de
Avaaz, hay otras muchas organizaciones dedicadas a la movilización social por
Internet. Algunas tienen millones de socios, comoChange.org o
Move on. Otros ejemplos son 38 Degrees, en Reino Unido, que cuenta con unos
850.000 miembros, y Get Up, en Australia, con alrededor de 600.000 socios.
Otro de
los movimientos de cambio social que empiezan a ganar peso en algunas regiones
es el sistema de trueque. Una tradición milenaria que retoma el vuelo con el
impulso de las nuevas tecnologías. Existen básicamente dos tipos de redes de
intercambio: de bienes, en las que se canjean artículos como ropa, libros o
juguetes, y de servicios, con un predominio claro de los cursos de formación
(idiomas, salud, informática, etcétera).
La Fundación Banco de Alimentos de Barcelona, fundada a finales
de los años ochenta, ha pasado de tener apenas 30 voluntarios de forma fija en
el año 2008 a contar con 200 en la actualidad, que llegan a 7.600 en momentos
en los que lanzan campañas concretas. En 2009 recogía alrededor de 300
toneladas de alimentos. En 2011 llegaron a las 1.500 toneladas y el año pasado
a 2.700. Y el número de personas beneficiadas con su labor ha pasado de 50.000
en 2008 a 224.000 el año pasado.
Cabe pensar que la explosión de estas cifras tiene que ver solo
con un aumento de la solidaridad de los ciudadanos en momentos de dura crisis
económica. Pero para canalizar dicha solidaridad es preciso establecer unos
procesos y una logística muy precisos. Y los bancos de alimentos, que existen
desde hace décadas, han hecho gala de una enorme capacidad de innovación para
ser no solo canalizadores, sino también catalizadores de un importante cambio
social. Según Jordi Peix, vicepresidente del de Barcelona, la principal
innovación ha sido la creación de “redes solidarias”. La gente de los barrios
se agrupa en locales comunes, provistos por los Ayuntamientos. Además, solo en
la provincia de Barcelona hay 400 supermercados que donan alimentos. Además,
cuentan con la colaboración de entidades benéficas homologadas que se ocupan de
la recogida de los alimentos, han puesto en marcha un almacén en Mercabarna y
cuentan con la colaboración de agricultores de toda España que les hacen llegar
fruta y hortalizas (2.000 toneladas el año pasado). “La entrega de la gente
está siendo asombrosa”, prosigue Boix. “Ha crecido el número de voluntarios con
la crisis, que estamos remitiendo a las sedes locales, y la reacción de los
directores de los supermercados o de los agricultores no puede haber sido más
positiva. También la de los Ayuntamientos, que han colaborado de diversas
maneras”.
“El principal objetivo es luchar contra el despilfarro de
alimentos para dárselo a los pobres. Aunque también hay otros relevantes, como
la defensa del medio ambiente”, señala Peix, quien explica que el banco de
alimentos atisbó la crisis antes de que esta fuese reconocida oficialmente.
“Entre 2008 y 2009 se duplicó la demanda e incluso llegamos a informar a las
autoridades. Entonces hicimos la primera gran colecta. Pero el crecimiento de
la demanda con la crisis ha sido aún mayor, hemos llegado a recopilar 2.700
toneladas en noviembre pasado”.
Las redes
de intercambio organizan de forma periódica mercadillos, sobre todo en algunas
grandes capitales, para promover esta actividad. Pero muchos ciudadanos optan
por hacerlo directamente a través de Internet. El portal intercanvis.net, por
ejemplo, es una plataforma dedicada al intercambio de bienes y servicios creada
en 2007 y que desde 2010 funciona para todas las redes de este tipo de
Cataluña. Entre sus servicios figura un calendario común y un directorio
actualizado dirigido al usuario para informarle sobre las redes que existen en
la comunidad autónoma. Este portal funciona con software libre y está abierto a
todas las personas que quieran ofrecer o acceder a bienes y servicios mediante
el sistema de trueque. Y en estos momentos tiene más de 1.500 personas
registradas.
El avance
del trueque en algunas zonas, tanto por la crisis como por motivaciones
ideológicas o culturales, resulta especialmente destacable. EnXarxantoni, en el barrio barcelonés de Sant
Antoni, los mercados de intercambio ya no son solo un punto de encuentro para
el intercambio de objetos de manera puntual, sino que empieza a ser considerado
por muchos ciudadanos como un lugar en el que poder proveerse de bienes de uso
cotidiano. Esta iniciativa está en contacto con otras similares como Millor que Nou (Mejor que Nuevo), que promueven el
uso de los bienes hasta que estos dejan de ser útiles. Se trata, en definitiva,
de apostar por objetos de segunda mano para contribuir a un consumo más
sostenible.
Las
Administraciones públicas también buscan fórmulas innovadoras con las que
llegar al ciudadano. El Behavioural Insights Team (BIT), organismo dependiente del
Gobierno británico, está especializado en identificar nuevos métodos con los
que lanzar campañas sobre asuntos tan diversos como la donación de órganos, el
consumo de alcohol, la eficiencia energética o la prevención del fraude fiscal.
Una de sus iniciativas ha sido proveer a los consumidores de información
detallada sobre cuál es la tarifa eléctrica y de gas más barata a la que pueden
acceder, para facilitarles así el cambio de proveedor. Además introdujo en las
solicitudes de licencia de vehículos una “elección obligatoria” para que los
ciudadanos manifiesten si, en caso de accidente mortal, desean donar sus
órganos.
El BIT
incide así de manera directa en la responsabilidad que tienen los ciudadanos en
muchas de sus decisiones cotidianas. Todo esto “les ayuda a hacer mejores
elecciones por sí mismos”, explica Laura Haynes, responsable de Políticas de
Investigación del BIT. Además, “se han empezado a identificar ahorros de costes
en el gasto público”, sobre todo al reducir fraudes, deudas y errores. Por
ejemplo, el organismo remitió cartas a personas que no habían pagado aún sus impuestos
autoliquidables, simplificando los mensajes y explicándoles que muchas personas
de su zona ya lo habían hecho. Otra cuestión que resalta Haynes es la
vigilancia del cumplimiento de objetivos. El BIT se creó en un momento de
austeridad y recortes en el gasto público con un presupuesto anual de unas
500.000 libras (586.000 euros). Y uno de sus objetivos principales era lograr
un ahorro 10 veces superior a su presupuesto en dos años. La sostenibilidad
económica de los proyectos es un elemento esencial de estas iniciativas.
Incluso —o sobre todo— si dependen de una Administración pública.
Comentario:
A día de hoy la sociedad está más concienciada, sobre todo en estas épocas de crisis y colabora en las diferentes campañas que se organizan e incluso se ha duplicado el número de voluntarios de las distintas asociaciones.
En cuanto a las ONG´S son organizaciones no gubernamentales (desvinculadas del gobierno de cada país) que fomentan la lucha contra la exclusión, aporta una importante fuente de empleo y surgen de procesos auto-organizativos.
Algunos hechos que las caracterizan son: en la forma de gestión cada vez se emplean más aspecos públicos, se centra en actividades no lucrativas pugnan las organizaciones tradicionales (iglesias, partidos políticos,etc.) por el reconocimiento público y los recursos financieros del gasto organizacional de la sociedad.
Para concluir decir que las redes sociales sirven de gran ayuda a la hora de expandir noticias y que la gente colabore con lo sucedido rapidamente como fue en el caso de Haití por poner algún ejemplo.
Firmado: Elena Mendoza Cantero y Fátima Romo Cordero
En cuanto a las ONG´S son organizaciones no gubernamentales (desvinculadas del gobierno de cada país) que fomentan la lucha contra la exclusión, aporta una importante fuente de empleo y surgen de procesos auto-organizativos.
Algunos hechos que las caracterizan son: en la forma de gestión cada vez se emplean más aspecos públicos, se centra en actividades no lucrativas pugnan las organizaciones tradicionales (iglesias, partidos políticos,etc.) por el reconocimiento público y los recursos financieros del gasto organizacional de la sociedad.
Para concluir decir que las redes sociales sirven de gran ayuda a la hora de expandir noticias y que la gente colabore con lo sucedido rapidamente como fue en el caso de Haití por poner algún ejemplo.
Firmado: Elena Mendoza Cantero y Fátima Romo Cordero
Bibliografía:
Apuntes de sociología de la empresa del profesor
Artemio Baigorri
No hay comentarios:
Publicar un comentario